Sugerencia

..................................................................................Recomiendo leer mientras se escucha la música que dejo en cada entrada..................................................................................
...................................................................................................................Advierto que tanto escribo elegante como soez....................................................................................................................

jueves, 5 de mayo de 2016

Adiós.

- ¡Cállate! ¡No tienes derecho a hablarme a mí de injusticias! Tú estabas delante, tú fuiste la responsable, y ¡te callaste! - comencé a llorar. Pero traté de mantener la voz firme.- Dejaste que me acusaran de ser una mala persona, de ser una falsa, una mentirosa, dejaste que mi mejor amigo me pusiera por los suelos, y aún sabiendo que yo no era la culpable, que habías sido tú la que la habías jodido, ¡te callaste! ¡Permitiste que me gritase, que me odiase, que me quisiese echar a la patada de su vida! ¡Tú lo permitiste! Ni estas lágrimas, ni las que he derramado a solas vas a poder compensarlas jamás. Permitiste que todos me dieran de lado por algo que habías hecho tú. Tú, que siempre tienes esa puta sonrisa en la cara y en el fondo no eres más que una amargada que trata de ir por la vida transmitiendo un buenrrollismo que, al parecer, todos se creen. ¡Yo sé cómo eres! Eres esa clase de persona que finge preocupación por todo el mundo, y que luego permite que machaquen a otra por su culpa, ¡perdona si no te beso el culo para darte las gracias! No eres más que un personaje que pretende agradar a todos y ser el centro de atención todo el tiempo. - Todos nos miraban a nuestro alrededor. La cara de ella era un poema de versos desencajados.- ¿Y él? Prefirió creerte a ti, porque al parecer las sonrisas, por muy falsas que sean, siempre triunfan ante alguien que se muestra siempre tal como es, que no está todo el día pretendiendo agradar. El prefirió creerte a ti, portadora de una careta, antes que darme a mí el beneficio de la duda, a MÍ, a su amiga, a su confidente. Porque yo no sonrío, porque siempre voy desganada, porque me muestro como soy. Porque al parecer en esta vida se ha de ser siempre hipócrita para que los demás vengan a abrazarte, para que te crean, para que te acepten. Me has traicionado, me has echado el muerto, has hecho que todos pensasen lo peor de mí. Permitiste que me gritaran a la cara por algo que no fue mi culpa. Y aún así eres capaz de mirarme a la cara, y ¿ahora me vienes con estas? A mí no te vuelvas a dirigir jamás, ni siquiera para pedirme disculpas. No quiero saber nunca jamás nada más de ti, tu existencia para mí ha terminado. Está claro que jamás he dejado de estar sola, pero mira, casi lo prefiero. Pues al parecer, debo cambiar mi manera de mostrarme al mundo para que los demás vengan a lamérmelo como hacen contigo, y eso jamás lo haré. Soy de esta manera, y aunque los demás nunca me vean como alguien inocente, yo sé que lo soy. Y no pienso cambiar para que me acepten. -Cogí mi bolso, que estaba sobre la mesa verde, y volví a girarme hacia ella. La miré directamente a los ojos y la sentí estremecerse. La señalé.- Siempre he sabido que es más fácil creer inocente a alguien que va de buena, a creer a una persona que se limita a existir, sin tener que demostrar nada. Y ahora yo sé, que según salga por esa puerta, -señalé la puerta, y acto seguido hice un movimiento en redondo con el brazo, señalando así a cada uno de los presentes- vendrán todos a abrazarte y darte apoyo, porque hasta tus lágrimas, al parecer, son más creíbles que las mías.


La miré con desdén y, con todo el dolor de mi corazón, atravesé la puerta de aquél lugar, a sabiendas que nadie saldría tras de mí.



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