Qué vacío se ha quedado todo,
qué silencio más roto desprenden
sin más estas frías paredes.
Te llevaste todo contigo,
la inspiración, las ganas, tu olor.
Y de repente me veo aquí,
sentada en el suelo mirando a la nada,
con los ojos resecos
y la angustia de la resignación
columpiándose en mi pecho.