Tus ojos se clavaron en los míos con una fiereza que nunca antes nos habíamos permitido. Ahí supe que era real y no imaginación mía. Sentí mi palpitar contra la silla y noté cómo me humedecía. Así es; no te hizo falta tocarme para conseguirlo.
Acaricié mi piel desde mis labios color carmín hasta la apertura de mi escote. Te mordiste sutílmente los labios mientras perseguías la trayectoria de mis dedos juguetones. Yo no dejé de mirarte en ningún momento, ni siquiera cuando decidí ponerme en pie e ir hacia ti. Estabas apoyado en la mesa, así que aproximé mi cuerpo al tuyo lo máximo posible, pero no te dejé tocarme. Apartaba tus manos cada vez que estas trataban de sobar mi cuerpo. Esquivé tus labios en algunas ocasiones mientras te desabrochaba la camisa, sin desclavar mis ojos de los tuyos, que ya estaban perdidos y rebosantes de lujuria.
Dejé al descubierto tu torso, y no pude evitar lanzarme a tu cuello. Empecé a lamerlo y darle ligeros mordiscos a medida que tu cabeza se dejaba caer hacia atrás y te escuchaba gemir. Notaba crecer tu hombría a través de tus pantalones, y en un impulso que no pude contener, posé una de mis manos sobre tu dura bragueta. Te estremeciste. Tus rodillas flaquearon un segundo y luego, trataste de envolverme con tus brazos. Una vez más te detuve, soltando tu miembro te agarré para impedir que me tocases. Esta vez sí que accedí a besarte, pero fui yo quien te mordió la boca, la que dirigió las lenguas, el ritmo, la intensidad. Saboreé tu boca y chupé tu lengua mientras tú luchabas por reprimir de nuevo tus impulsos.
Paré. Me arrodillé ante ti, y empecé a desabrocharte con decisión el cinturón y acto seguido, bajé tu bragueta y saqué de tus bóxers tu pene, enhiesto, firme... apetecible. Te miré a los ojos e introduje tu falo en mi boca, empezando a lamerlo, succionarlo y masturbarlo con la mano, previamente salivada, cuando dirigía mi boca hasta tus testículos. El contacto visual te ponía aún más duro. Yo no podía evitar parar, verte así me excitaba de manera sobrenatural. Abrí un poco mis piernas y, apartando a un lado mi tanga, comencé a introducirme uno de mis dedos. De repente jadeábamos los dos.
Al cabo de unos pocos minutos, me detuve y me puse en pie. Ahora sí tenías mi permiso para tocarme, y te lo hice saber sentándome sobre la mesa y abriendo ligeramente las piernas. Me olías. No lo dudaste un instante. Después de rodearme unos segundos la cintura para besarme, desabrochaste mi camisa con poca delicadeza. Sacaste mis pechos por encima de mi sujetador de encaje, y sumergiste tu cabeza en ellos. Chupaste mis pezones haciéndome gemir de placer y dolor, y estrujabas mis pechos con ambas manos, con deleite y frenesí al mismo tiempo. Luego bajaste hasta mi sexo. Abriste mis piernas y, arrancaste el tanga de un sólo tirón. Sonreí, rabiosa de placer. Comenzaste a lamerme y a saborear mis fluidos, a la par que usabas tu maravillosa mano de hombre rudo. La parte externa de tu dedo índice, acariciaba mi clítoris, tu dedo corazón se introducía casi por completo en mi chorreante vagina, y el anular trataba de acariciar la entrada del ano. Tuve mi primer orgasmo en cuestión de minutos, y tú me mirabas con la satisfacción y seguridad que caracteriza a un hombre que se siente hombre. Subiste a mi boca de nuevo. Agarré tu mano y la llevé a mi pelo, haciéndote ver que quería que me lo agarrases fuerte. Eso hiciste. Inclinaste a la fuerza mi cabeza hacia atrás y comenzaste a penetrarme allí, sobre la mesa. Tu pene estaba caliente y parecía que iba a explotar debido a su tremenda rigidez. Gemimos con las idas y venidas; sentíamos el fluido que nacía de mí empapar la mesa y correr por mis muslos. De repente saliste de mí, y tiraste de mi cuerpo hasta bajarme de la mesa. Me diste la vuelta y subiste mi falda. Me hiciste separar las piernas y reposar mi torso sobre la mesa. Retiraste de tus pantalones el cinturón y lo plegaste a la mitad. Me miraste con una media sonrisa y yo, que te miraba con la cabeza a medio girar, lleve un dedo a mi boca mientras te sonreía y comenzaba a morderlo.
No supe cómo, pero sabías lo que me gustaba, lo que me ponía. Un azote, dos, tres. cuatro. Mis nalgas se enrojecieron, y picaban a la par que dolían. Pero cada vez estaba más y más cachonda. Por el interior de mis muslos bajaban gotas de mi manjar que corroboraban mi disfrute. Me azotaste unas cuantas veces más antes de pegarte a mi cuerpo y embestirme cual semental. Nuestros gemidos inundaron aquél lugar que ahora era nuestro. Luego te recostaste sobre la mesa, y ahora llegaba una de mis partes favoritas. Me puse encima tuyo, y me proclamé tu Hembra mientras te cabalgaba. Mis caderas bailaban sobre las tuyas, y tu pene entraba y salía de mí con la furia con la que yo decidía que lo hiciese. El sudor recorría nuestros cuerpos y nos hacía brillar aún más. Follamos hasta acabar empapados y satisfechos, cuando ya yo había tenido mi segundo orgasmo, saltando sobre tu miembro, sentí tu último empuje de hombría y soltaste tu mayor gemido. Sentí tu caliente líquido salir de mí vagina al tiempo que salía tu pene. Nos sentamos uno al lado del otro, con una respiración acompasada por el cansancio. Nos miramos con una media sonrisa de complacencia y pusimos la vista al frente.
Por supuesto esto no debía volver a repetirse. ¿Verdad?
Aiiii.... ufaaaaaaaaaa!!!!
ResponderEliminarHe leído ahorita, la descrición más precisa de un acto de amor.
Un acto donde se mezclan amor, pasión, lujúria, deseo, sexo rudo y tierno....
Ufaaaa... que escena maravillosa y me quedé duro y hirto como él.
Sensacional relato, cosa de mucho talento!!!
Por supuesto...eso debe acontecer miles y miles de veces.. y te obligo a escribir con detalles cada vez.....
La escena de los 3 dedos me tocó al fondo.. adoro hacer eso con ella....
PD,: He pensado que fueses de Chile.... no sé por que...
Bueno.. un abrazo a España desde Brasil...
Encuentros así son difíciles de no repetir…
ResponderEliminarExquisito e incitante viaje carnal, en la que dejarse llevar por esos impulsos irrefrenables del deseo que supura...
Muy buen relato; puro y duro, así como el vídeo.
Un placer leerte.
Bsoss, y muy feliz domingo 😘
He leído la advertencia bajo la cabecera, así que supongo este es tu lado soez, aún cuando más que eso lo considero un relato gráfico que va desde el control femenino a la dominación masculina. Cada paso bien detallado, cada escena visualizada, y la música da más para esos azotes. Tú crees que no se repetiría?
ResponderEliminarDulces besos y dulce semana para ti.
Gracias por tu visita. Saludos.
ResponderEliminarNo sé qué hice que te escribí mal un comentario... podrías borrarlo, porfa?
ResponderEliminar¿Qué decir? Excitante, puro, real...carnal. Lo he leído inquieto, eh jajajaja
Besotes, linda
buen trabajo narrativo
ResponderEliminarfelicidades
un abrazo :)
al menos en los siguientes cinco minutos
ResponderEliminarmuy intenso
besos
Woalaaa!!! Creo que es la primera vez que te leo algo tan ardiente y me ha encantado , pq mejor no se podría haber escrito una escena de sexo . La seducción que la has ido dando me ha encantado esa templanza de llevar la mujer la batuta es genial ( es cuando mejor sale ) jajajaja .
ResponderEliminarAsí pues un aplauso para esta entrada ..Un abrazo amiga y espero muchos más .
Se repetirá... no me cabe duda... porque cuando dos personas se complementan de manera tan perfecta... no puede ser de otra manera.
ResponderEliminarMuy vivo y sentido encuentro.
Mil besitos preciosa y feliz semana.
Bondage, spanking, azotes... No hay cuerda tan fuerte que pueda detener la sumisión.
ResponderEliminarBesos.
Como dice Elisa Alcántar, buen trabajo... narrativo.
ResponderEliminarUna de las pocas cosas divertidas de la vida ¿y no lo repetirán...?
ResponderEliminarSaludos,
J.
José que comentario divertido
Eliminara mi tambien me ha encantado el relato
Un viaje así merece la pena volver a repetirlo. Un relato que despierta la pasión en cada uno de sus renglones.
ResponderEliminarUn placer haberte descubierto.
Besos.
Lunna.
Hola Sad...
ResponderEliminarIntenso relato, lleno de erotismo y magia, deja al lector pendiente de cada letra hasta hallar el desenlace, felicidades….
Me gusta trabajar el erotismo, creo que tengo algún relato, por mi blog, aunque debo reconocer, que mi atrevimiento llega a lo sutil, muy adornado, jajajajaja… ahora estoy en un proyecto que verá la luz el próximo año, un libro de relatos, la mayoría de ellos eróticos… a ver si consigo mi reto en ese tiempo…
Gracias por el regalo de tus letras, y tu visita a mi blog…
Besos
Eres pura sensualidad, muy buena descripción, inolvidable viaje sensorial. Feliz semana!
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