¿Cuándo son suficientes las fantasías?
¿Dónde está trazada la línea entre la razón y la locura?
¿Hasta qué punto es sano dejar fluír nuestros sueños?
Yo digo que ya está bien de soñar.
Que al final, siempre termino envuelta en llanto.
Que la esperanza puesta en algo imposible, hace más duro el despertar.
Siento una y otra vez que choco ciega contra paredes,
y sin embargo, cuando el dolor comienza a cesar, vuelvo a darme de cara contra ellas.
Porque mi mente no escarmienta, y no para de pensar que quizás sea posible.
Que tú estés aquí ahora mismo,
abrazado a mi espalda, susurrando tras mi cuello.
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