Sugerencia

..................................................................................Recomiendo leer mientras se escucha la música que dejo en cada entrada..................................................................................
...................................................................................................................Advierto que tanto escribo elegante como soez....................................................................................................................

jueves, 2 de marzo de 2017

El monstruo que siente y padece.

Se me echan encima las noches sin ti, se me escapan entre los dedos las historias que podríamos vivir para luego contar. Se me escurre tu mirada en mis adentros, como si se derritiera sin remedio. Y yo intento atraparla de nuevo para no perderla ni en mi recuerdo, pero no puedo. Te desdibujas suavemente y mis lágrimas, para colmo, limpian el camino de restos de ti que has dejado en mí. Pero yo no quiero que te vayas, a pesar de que recordarte, más daño me hace que desdibujarte para siempre de mis pensamientos.

Tus manos, perfectas. Podría esbozarlas sin problema de memoria, mientras sonrío e imagino cuánta falta hacen esas manos en el mundo. En mi mundo. Y luego pienso en que también las olvidaré, y que de mi mundo te las estás llevando.

Tu mirada, tan profunda. Con tantas historias que contar sobre tu atormentada vida. Esa mirada que lo cuenta casi todo, y deja un poco para el final. Para el que llegue a descubrirlo. Esa mirada que pide a gritos que le acaricien el corazón. Tu mirada. Una de mis cosas favoritas en este mundo. Esa con la que me paralizas al mirarme, con la que consigues que cada vello de mi cuerpo se erice, con la que me dices tanto, en tan poco. Esa mirada que ahora se desvanece, pues ya no me miras, porque has decidido no hacerlo. Para siempre, y nunca más.

Te veo en un túnel y me imagino corriendo hacia ti, pero tú te alejas cada vez más. Y no puedo alcanzarte, ni siquiera para despedirme de ti, y decirte cuánto te quiero. Porque te alejas, y no dejas de hacerlo. A cada paso que doy hacia ti, más lejos te tengo.

Y aquí estoy en esta madrugada, sabiendo que te vas para no volver, y sin poder hacer nada. ¿Imaginas cómo me siento? Rota, es la palabra.