Sugerencia

..................................................................................Recomiendo leer mientras se escucha la música que dejo en cada entrada..................................................................................
...................................................................................................................Advierto que tanto escribo elegante como soez....................................................................................................................

domingo, 22 de noviembre de 2015

Ruska.

De nombre, Eneida.
De corazón, destrozado.

Es tan frío el aura que me rodea, es de un azul casi pálido que me envuelve de tristeza y desolación. ¿Dónde estás, amor mío? Y mi desgracia es no poder alcanzarte, no poder rozar tu alma, no poder verte ya ni en sueños.... te has marchado, y como bien dijiste, parece que sea para no volver. Me quiebro al recordar el tacto de tu mirada sobre la mía y esa complicidad en la comisura de nuestros labios. Esos labios ahora inalcanzables que han dejado de tener sabor sobre los míos. ¿Dónde estás?... Creo poder morir de desesperación enroscada sobre mí misma en esta habitación, y mis lágrimas, que antes dormían abrazadas a mi alma ahora brotan de mis ojos, tornando nublosa mi vista y descargando el peso de mi corazón sobre mis mejillas. Te quiero. Hace tanto que no te siento, que no te veo, que se me hace imposible no pensar que quizás fue todo un sueño. Pero ¿cómo es posible eso? Si el dolor que llevo sobre mí es real, es palpable y es constante. Sé que existió, sé que estuviste ahí. Y ahora te miro, y no te veo... ya no estás. ¿por qué no puedo alcanzarte? ¿por qué ya no puedo olerte? ni sentir el áspero tacto de tus dedos sobre mí. Te has marchado. Y aquí estoy sola amando todavía a un fantasma que aún late en alguna parte de este mundo. Y es lo que me queda... vivir con tu recuerdo. Aún me parece escucharte reir a lo lejos, aún creo escuchar tu voz resonando como un eco eterno en mi cabeza. Y mi vello se eriza al recordar sutilmente tu aroma, y sonrío a la vez que me rompo por completo. Te echo tanto de menos que creo haberme perdido a mí misma en algún oscuro rincón de la locura, abrazada a ti, aunque ya no estés, aunque sigas estando aquí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario